"-Pues yo no quiero comodidad. Yo quiero a Dios, quiero poesía, quiero peligro real, quiero libertad, quiero bondad, quiero pecado.-En suma -dijo Mustafá Mond-, usted reclama el derecho a ser desgraciado.-Muy bien, de acuerdo - dijo el Salvaje, en tono de reto-. Reclamo el derecho a ser desgraciado.-Esto, sin hablar del derecho a envejecer, a volverse feo e impotente, el derecho a tener sífilis y cáncer, el derecho a pasar hambre, el derecho a ser piojoso, el derecho a vivir en el temor constante de lo que pueda ocurrir mañana; el derecho a pillar un tifus; el derecho a ser atormentado.Siguió un largo silencio.-Reclamo todos estos derechos- concluyó el Salvaje. "
--Cap. XVII, Un Mundo Feliz, Aldous Huxley.
3 comentarios:
Bendita desgracia! Bienaventurados somos los desgraciados porque tenemos acceso a ese tipo de contrastes llamados alegría, placer, satisfacción...
pues creo que seguis siendo muy joven
violencia
besos
¿Por qué?
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