12 de febrero de 2010

La Antítesis de la Dama del Perrito

No, no, mi constitución nunca fue débil. Nunca se averió mi estado bajo el peso de tragedias ineludibles. Nunca fui lánguida, dúctil o maleable, nunca fui fluida o aérea, nunca me difuminé bajo los otros. Siempre estuve llena de mi esencia, plena de mí misma, rebosante de salud. Siempre fui abundante, siempre estuvo teñida de colores mi piel, siempre tuve la fuerza suficiente para desafiar o para quitar obstáculos de mi camino.

¿Por qué entonces mi espíritu se deshace ante el encanto de la palidez, del desmayo, del susurro, de las delgadas manos, de los rojos labios desvariantes? ¿Por qué admirar la fragilidad en esa forma tan enfermiza? ¿Por qué sonreír y fascinarse ante lo dócil y suave, cuando es imposible de poseer, imposible de guardar?

Aún somos prisioneros de la belleza. Todavía estamos sujetos a sus caprichos y vaivenes. Aún derramamos nuestra sangre para obtenerla, todavía veneramos su reino de viento y agua que arroja ecos menores en la nada.




Sin embargo, su parámetro ya no es suficiente para mí.

2 comentarios:

marcela dijo...

Me encanta esa imagen!!!!!

Ninch dijo...

¿En serio??? Qué bueno :).