25 de febrero de 2015

The Artist of my Life



"Robert and I still kept our vow. Neither would leave the other. I never saw him through the lens of his sexuality. My picture of him remained intact. He was the artist of my life."

--Patti Smith, Just Kids 

Eso es lo que siempre quise, un pacto así, un pacto entre dos seres creadores que pudieran verse, frente a frente, desnudos, el uno frente al otro, perfectamente conscientes de sus debilidades y talentos, de su humanidad y de su divinidad, sin juicios, sin superponer ideas preconcebidas el uno sobre el otro, sin atar los impulsos del uno o del otro, llenos de amor y respeto cada uno por el otro y cada uno por su obra, conscientes de la energía vital que fluye entre los dos, de los dos hacia sus respectivas obras, conscientes de que su amor -indefinible- es una raíz cósmica, esencial e inmarcesible de lo que habita en cada uno de ellos y entre los dos, y teniendo cada uno el sagrado respeto y cuidado por esa alquimia divina y extraña que supo reunirlos en un sólo momento, que supo traerlos a este mismo plano para que pudiesen tomarlo entre esas cuatro manos y moldearlo, con la osadía de dioses expulsados, con el ímpetu del fuego, del amor, del amor sin nombre, del amor sin límites, del amor que no se estanca y se pudre en su egoísmo, del amor que refulge ardorosamente en la vitalidad del nacimiento, del amor que se mantendrá más allá de todas las muertes, del amor, amor, AMOR.

24 de julio de 2014

Point de Suture

CARTA DE FRIDA KAHLO A DIEGO RIVERA:

"México, 1953
Sr. mío Don Diego:

Escribo esto desde el cuarto de un hospital y en la antesala del quirófano. Intentan apresurame pero yo estoy resuelta a terminar ésta carta, no quiero dejar nada a medias y menos ahora que sé lo que planean, quieren herirme el orgullo cortándome una pata... Cuando me dijeron que habrían de amputarme la pierna no me afectó como todos creían, NO, yo ya era una mujer incompleta cuando le perdí, otra vez, por enésima vez quizás y aún así sobreviví.

No me aterra el dolor y lo sabes, es casi una condición inmanente a mi ser, aunque sí te confieso que sufrí, y sufrí mucho, la vez, todas las veces que me pusiste el cuerno...nó sólo con mi hermana sino con otras tantas mujeres...¿Cómo cayeron en tus enredos? Tú piensas que me encabroné por lo de Cristina pero hoy he de confesarte que no fue por ella, fue por ti y por mi, primero por mi porque nunca he podido entender ¿qué buscabas, qué buscas, qué te dan y qué te dieron ellas que yo no te di? Por que no nos hagamos pendejos Diego, yo todo lo humanamente posible te lo di y lo sabemos, ahora bien, cómo carajos le haces para conquistar a tanta mujer si estás tan feo hijo de la chingada...

Bueno el motivo de esta carta no es para reprocharte más de lo que ya nos hemos reprochado en esta y quién sabe cuántas pinches vidas más, es sólo que van a cortarme una pierna (al fin se salió con la suya la condenada)... Te dije que yo ya me hacía incompleta de tiempo atrás, pero ¿qué puta necesidad de que la gente lo supiera? Y ahora ya ves, mi fragmentación estará a la vista de todos, de ti... Por eso antes que te vayan con el chisme te lo digo yo "personalmente", disculpa que no me pare en tu casa para decírtelo de frente pero en éstas instancias y condiciones ya no me han dejado salir de la habitación ni para ir al baño. No pretendo causarte lástima, a ti ni a nadie, tampoco quiero que te sientas culpable de nada, te escribo para decirte que te libero de mí, vamos, te "amputo" de mi, sé feliz y no me busques jamás. No quiero volver a saber de ti ni que tú sepas de mí, si de algo quiero tener el gusto antes de morir es de no volver a ver tu horrible y bastarda cara de malnacido rondar por mi jardín.

Es todo, ya puedo ir tranquila a que me mochen en paz.

Se despide quien le ama con vehemente locura,
Su Frida."

10 de febrero de 2014

Los Iluminados de la fe de Narciso

Sí, imbéciles, me siento acá en esta silla con la confianza del asesino en serie, las piernas muy abiertas, y balanceando en mi mano ciertas verdades como quien balancea un machete. Sí, aquí estoy, idiotas contentos; aquí está quien puede escupirles a la cara el gargajo de su hipocresía en una regurgitación limpia y precisa. Realmente no encuentro nada de malo en que el ardor de su genitalia los impulse a erigir puentes sobre todo el espacio etéreo, en espera que otro ser humano "pique" y así deslizarse por ese puente intangible a las triunfantes puertas del coito: después de todo, la vasta mayoría de ustedes resultan ser poco más que primates amaestrados para la adaptación gregaria. Lo que me ocasiona una diversión empapada de desprecio al observarlos es la forma en la pretenden, además de llegar al ansiado premio carnal que, de hecho, es el impulso vital tras cada uno de sus días, satisfacer su vanidad "superior" a la hora de elegir el "afortunado" receptáculo para sus tantos fluidos. Para ese fin se dedican al ya tan malgastado recurso de la adulación. Todo comienza, obviamente, adoptando la "pose" ideal de lo que, justo como las sombras en la caverna de Platón, se percibe como "superior", "iluminado" o "culto". Nótese cómo el conocimiento no es el impulsor de las posturas que se adquieren: es la apariencia del conocimiento lo que se persigue, lo que como frase de por sí ya resulta ofensivo, terriblemente estúpido y ridículo en proporciones inconcebibles. Esta apariencia se consigue pertrechándose de los objetos que otros "seres previamente iluminados por la cultura" determinaron como los adornos obligatorios para aquellos que aspiran a verse rebosantes de conocimiento. El mundo actual, por ejemplo, ha decidido que para verse culto es necesario forrar los perfiles digitales, las paredes de las habitaciones y las camisetas con imágenes de Los Beatles. Cualquier idiota que porte una pieza de merchandising de la previamente mencionada banda es "interesante, inteligente, culto y de buen gusto", aunque no entienda de qué mierdas están cantando unos tipos que tienen más de cuatro décadas de haberse separado. Lo mismo se da con los libros, por supuesto: para acceder a la "cultura", Cortázar es lectura IMPERATIVA, si no quiere usted darse de bruces con todas las entusiasmadas muchachitas de calzones mojados o, caso contrario, con todos los briosos jovencitos con emocionadas erecciones de vanidad intelectual. Así, así, con estos dos requisitos cubiertos, sabiendo hablar de los libros y las bandas "superiores y cultas", podrá usted encontrar un coge adecuado a su grandeza mental, un coge que no lo avergüence cuando entra al café o bar de su preferencia a desentrañar las profundidades semióticas de la existencia en los cafés y los bares. Así podrá usted compartir cuanta frase pendeja se le aparezca por la red social de su preferencia, porque una persona "iluminada y culta" reconoce los nombres de autores "iluminados y cultos", de manera que se esfuerza en tapizarse a sí mismo de estas frases, aunque no tenga ni la menor puta idea de qué puto libro salieron o si en efecto fueron escritas por el autor que se les adjudica. Así podrá usted lambisquearle el culo a otro ser vacío de conocimiento pero con apariencia de erudito, y si Fortuna le concede sus dones, ese otro ser comenzará a lambisquearle el culo a usted también, hasta que ambos lleguen al Elíseo del placer v-anal. 

El lector inteligente, de los cuales no hay tantos, entenderá a la perfección que de lo que versa este pequeño escrito no es en discutir ni el trabajo de Los Beatles ni el de Cortázar, sino en un mero ejercicio de observación de las conductas sociales, un inocente intento por llegar a una pequeñísima mota de conocimiento a través de un poco de esfuerzo propio, sin atenerse a estúpidas reglas de círculos dedicados a la cultivación de la fe de Narciso. 

6 de enero de 2014

El Secreto de Persiana Americana


Noche absurda, de las primeras. Locura derramada por las marañas del centro, en el Parque Central, subiendo Calle La Fuente. De arriba a abajo vibraba la electricidad, como la consciencia de vivir al borde de la muerte, como ese ardor inexplicable y tan pronunciado que se experimenta antes de los saltos mortales. Manos en la piel, shock de deseo y embriaguez... Abandono, vaivenes frenéticos, vértigo orgiástico, desnudez a zarpazos y el pequeño engranaje enterrado en el fondo de la consciencia moliendo los tornos, más rápido, más rápido, fuera de control. 

"Vos sabés que en realidad dice 'Viendo el vibrador, desgarrándote...' "

Una pequeña lámpara dentro de un ojo oscuro, desvaneciéndose tan gradualmente que la oscuridad lo envuelve todo con la dulzura de las olas. Parpadeos. Visiones de ojos entreabiertos. Una cama blanca, sábanas blancas al pie de una ventana de blancas cortinas, espectrales, nubes de la madrugada. "Dejame quitarte los zapatos para que estés más cómoda." Asombro adormecido... silencio en las alas de la expectativa. "No deberías estar aquí..."

Su mano buscó a tientas mi mano.

En la oscuridad el tacto es inequívoco. Lágrimas. Lágrimas de un ojo que casi no podía ver. "Aquí es." Lágrimas de tristeza, evocando el llanto del desposeído. El final, tan lejano y tan próximo. "No te merecés esto." Llanto, en su mejilla. Nunca me habías visto. Apenas un par de palabras, lacónicas. No hubieron eyaculaciones que le dieran la razón a Panero. Eran de verdad.

Tiempo después habríamos de conocer los girasoles. También las rosas blancas.

8 de diciembre de 2013

Piel Canela

No soy blanca, no porto en mi piel el grillete del imperialismo europeo, su estúpida arrogancia. Mi piel se llena de color con el grito de los lencas, con la callada sabiduría de los chortíes, con el llanto de viento y tierra, lejos de sus castillos y sus abolengos cuidadosamente guardados para convencerse a través de centurias de su importancia.

Mi cabello es oscuro como la noche, como la muerte; el sentimiento se porta en las manos, palpita, sangra y crece como la vida. No son necesarias las máscaras, y el sacrificio es la obsidiana que delínea el amor. El que desprecia la ofrenda de amor desprecia la vida entera.

No ansío sus cabellos rubios, porque los hilos del sol en la noche son saetas de muerte. No ansío sus ojos descoloridos, porque la profundidad de mis tinieblas es más fuerte que sus falsas esmeraldas. No ansío su piel de porcelana, porque en mi piel el latido de la tierra oscurece sus artificios.

No vengo de más allá de un océano. No necesito ancestros en gélidas tierras. Soy mi propia tierra, mi propio país, con sus ríos de llanto que surcan mis pechos. Y mientras ustedes se ufanan colocándose nombres como quien se coloca sombreros, yo porto mi nombre en mi vientre, un nombre más antiguo que sus escudos y sus sígiles, más antiguo que sus castillos y sus lenguas, más antiguo que su orgullo ciego.

Volcanes

Es curioso que en Honduras no hayan volcanes activos... Nicaragua los tiene y sin embargo no sufren explosiones. Todo es suave, armónico, todo fluye perfectamente, como el agua.

Honduras, sin embargo, tiene una topografía llena de heridas y cicatrices. Cualquiera que se atreva a darle una caricia es capaz de sentir los momentos de cada incisión, el desgarre de la piel contra el concreto, los puntos convalecientes en el cráneo... En este país nada es fluido, todo es escarpado y brutal como una cuchillada. Todo duele hasta los dientes o hasta las lágrimas.

Aquél que tenga la vocación de poner su oído contra el pecho de este país será el único que podrá percibir la crepitación de un fuego interior, como un llanto que calcina. Un dolor palpitante que se contrae y se dilata, esparciéndose por todo el cuerpo hasta que finalmente explota, emerge por los dedos de las manos, se derrama como gritos por la boca, abrasa los globos oculares y es lava lo que delínea su curso en el rostro.

Lava que chorrea en el suelo... Lava desintegrando palabras, lava que escoce el alma hasta los tuétanos, lava que destruye el dominio de la levedad. Lava maldita.

Magma infinito que reside en las entrañas. ¿Cómo apagar un fuego tan elemental?

23 de noviembre de 2013

Un petit poing cassé


"Pero lloro lo mismo, Rocamadour, me equivoco, porque a lo mejor soy mala o estoy enferma o un poco idiota, no mucho, un poco pero eso es terrible, la sola idea me da cólicos, tengo completamente metidos para adentro los dedos de los pies, voy a reventar los zapatos si no me los saco, y te quiero tanto, Rocamadour, bebé Rocamadour, dientecito de ajo, te quiero tanto, nariz de azúcar, arbolito, caballito de juguete..."
--Julio Cortázar, Rayuela 

Dicen que el corazón es del tamaño del puño. Un puño de mujer no es una cosa tan grande: se ve bastante pequeño, un poco frágil, como desvalido.

Ella salía a la calle con el puño firmemente apretado, como predispuesta a golpear antes de ser golpeada, lista para lanzarse al conflicto. Mirada oscura, hermética; labios sellados. El puño era su armadura; proveía la posibilidad de ataque, pero también de defensa. ¿Quién conoce lo que esconden los breves espacios en el interior de un puño? ¿Quién puede medir la fuerza que dobla los dedos y los encaja, juntos, como un claustro vegetal? 

El puño era el signo del eterno escarnio contra el exterior, la fortaleza maldita de su protección. 

Nadie indagaba qué cosa podría hallarse dentro de esos nudillos, dentro de la piel manchada de un mujer trigueña. 

Las fortalezas, en la época medieval, eran el corazón de la vida: alimentos, familia, trabajo y seguridad se podían encontrar dentro de las murallas. El único motivo por el cual se abandona la fortaleza es por invasión o incendio. 

¿Qué era lo que reptaba, lentamente, acechando el pensamiento?
¿Era acaso ése el murmullo de una pequeña flama azul?

La campaña comenzó. Los pasos, al principio furtivos, se escuchaban ahora con toda claridad, marchando, pisoteando, trepando por su piel, determinados a llegar al puño. El incendio hervía pesadillas en su pecho. 

...

Cuando abrió la mano, encontraron, envuelto en la suave piel del interior, un papel con un nombre escrito. "Inservible," dijeron del botín, y la campaña terminó. 


Un petit poing cassé...


11 de noviembre de 2013

Burma Shave revisited


Ah, Tom, maldito hijo de puta... Desde que te conocí no hacés más que representarme un caleidoscopio de miseria y angustia. Como diría Beckett: "¡He arrastrado mi perra vida por el fango y ahora quieres que distinga sus matices!" Tu Calíope es la más honesta (y no por eso menos borracha).

Me sedujiste al primer instante con la idea de Burma Shave... el paraíso de los suicidas. O, si lo preferís, por cuestiones de precisión, de los amores suicidas. 

 Creo que nuestra Burma Shave es posible
(Todavía la siento, allá, afuera, 
como estrellas que se ven
desde un contenedor de basura)
La muerte siempre nos atrae 
como polillas a la luz
(Si volamos es por eso, 
porque somos polillas
con gruesas alas de ceniza)

Cada hilera de notas del piano
como viento en un descapotable.

La tierra prometida.
Burma Shave.
Donde la leche es agria
y los aguijones son lo único que queda de la miel. 

La vislumbré en aquella primera madrugada
cuando improvisaron mis gritos a Baudelaire
"Mi favorita, la encontré-"
Burma Shave, allá, la vimos
arrodillados en el asfalto.
Vos fumándote un Royal 
y yo ensayando pasos de ballet en la acera.

Nunca te creí capaz de respeto
a nadie ni a nada
salvo a Burma Shave. 
Pero llevo cementerios de sueños en los ojos, 
Y la osamenta de la luna puede violarse sin dificultad. 

Creo
que nuestra Burma Shave es posible. 
El único problema
es que están vetados los traidores. 

8 de noviembre de 2013