7 de marzo de 2010

Au Milieu

...Porque en ella permanecía el ímpetu del arrebato, del vendaval, de expandirse furiosamente en forma de huracán y destruir todo a su paso en un mar de lagrimales desencajados, en una tormenta de intenciones como cocodrilos y de un espejismo frío sobre otro cálido, una danza-lucha tan transitoria como un pestañear inadvertido...

Y, sin embargo, aquí estaba, detenida, parada en medio de un frenesí aparente (nadie va a ninguna parte).

¿Qué ocurrirá el día que desaparezcan los rompeolas y los goznes y los diques? ¿Qué pasará cuando no hayan obstáculos que detengan el torrente clandestino? ¿Qué sucederá cuando se abran todas las puertas de los sueños, cuando la atracción del caos sea ineludible?

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