20 de agosto de 2009

Marat/ Sade


Fuí a ver esta obra de teatro a la Universidad Nacional Autónoma. Los personajes que más me llamaron la atención fueron el Heraldo, el Marqués de Sade (por supuesto, ¡Sade!), y sí, supongo que Jean Paul Marat, pero más que eso fue el discurso entre ambos. Marat estaba traslucido por lo que él llamaba conciencia social, por una visión propia de lo que era necesario para la masa. Recuerdo que dijo algo muy parecido a lo siguiente: "La ven como una masa informe porque no forman parte de ella." ¡Qué cándido reclamo, Marat! ¿Eras por tu parte vos parte de la masa en tu tiempo? ¿No es precisamente porque no eras parte de esa masa que construiste tus criterios e impusiste tu visión arbitraria de lo que mejor convenía a tu sociedad?

Mientras tanto, Sade lo veía todo con mayor claridad. Repudiado por la sociedad como un pervertido porque buscaba las realidades tangibles (la carne y la sangre), era capáz, desde su aislamiento, de percibir el movimiento que los llevaba a otro tiempo pero no a otro razonamiento. "El cambio debe venir desde el interior del individuo", algo así fue lo que dijo. Sade estaba interpretado por una jovencita. Y por supuesto, una escena que me impactó particularmente fue cuando Sade pidió, mientras explicaba en detalle su pensamiento, ser latigado. Ese contraste entre reflexión y el efímero placer del dolor, en la consideración de cuánto dolor, cuánta sangre es necesaria para llegar a un criterio... fue hermoso.

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