28 de agosto de 2009

Otra Confesión Atropellada


Las cosas a mi alrededor. Se sienten las texturas. He consentido. Saber, pensar. Una leve cuchillada al material invisible de la noche. Un viento extranjero. Calmados impulsos. Se desvencijan las mujeres. Las piernas, los brazos, las manos. Un tropel pequeño de objetos innecesarios. Afectos, afectaciones. De pronto el vaivén quiere acorralarnos. Nos? Golpes, golpes, que se estrellan contra el agua de mis ojos. Vidrio roto en mis manos, en mi piel. Cicatriz absurda, mueca descorazonadora. Tu voz cae sobre mí como un derrumbe. Tu voz me deja desnuda. Tu voz cae, cae, cae. Tres, cuatro notas, bemoles, sostenidos, de arriba a abajo. Hojarasca desvaneciente. Piano forte, forte, forte, oscura la marcha de teclas, oscuros tejidos.

La imposibilidad de todo.

No hay comentarios: