24 de abril de 2012

El amante [Viento]


Salió. En estos días, la levedad se apoderaba de ella, haciéndola volátil, blanca como un pañuelo. El viento notó el cambió de luz, pero se escondió, aguardando el momento en que pudiese tocarla. Esperó sin verla, sintiéndola, pero sin verla. Ella caminaba inmersa en un pantano, con los ojos fijos en la luz verde del agua estancada, enraizada como un nenúfar a la superficie del agua. Tímidamente, el viento pasó una mano por su cabello. Le acarició el rostro. Ella sonrió, pero para sus adentros, hacia su marea interior, ignorando las suaves aproximaciones, abriendo espacios para el juego. El se precipitó a sus pies, en un golpe-beso que la sacó de su contemplación. Afloró en sus ojos la mirada del viento, la que era invisible para todos los amantes menos para él. Se inflamó, se hinchó ante ella, irguiéndose alto, impetuoso. "Tragedia..." susurró. Entonces se derramó sobre ella, violencia en mano, frío en los labios, destrucción en los huesos, hielo en las sienes ardientes.

Ella cerró los ojos y se abandonó al vaivén (surcos de historia azul).

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